Pies y corazones de pollo.
Con vegetales y arroz blanco. Una receta informal contada.
Te doy la bienvenida otra publicación de la sección It's Food o’Clock. Aquí publico sobre comida y cocina (desde recetas y narraciones hasta historia, filosofía y misticismo). Soy ex cocinero de restaurante, catering y chef personal. Hoy les comparto una receta informal (una receta contada) y algunos antecedentes sobre mi fascinación por la comida y la cocina asiática. Asegúrate de suscribirte para recibir notificaciones sobre escritos (y podcasting) deliciosamente interesantes y más.
Cuando mi familia y yo nos mudamos de Puerto Rico a Austin, Texas (¡Keep Austin Weird!), el complejo de apartamentos en el que vivíamos estaba ubicado detrás de Chinatown Center, sede del MT Supermarket. Y de los pequeños mercados asiáticos que tenía disponibles en ese momento en PR, pasé a uno del tamaño de un hipermercado que tenía todo lo que podía imaginar y lo que nunca había pensado. Ranas, varios tipos de pescado, anguilas, frutas extrañas, verduras increíbles, bocadillos sabrosos y cada parte del pollo (todo), vendido por separado. Y para mi deleite, los precios eran más asequibles que en la isla. Estaba en el paraíso de la comida asiática.
Cuando trabajaba como instructor de cocina, la comida asiática fue mi mayor inspiración. Desde los ingredientes hasta las técnicas, pasando por los olores y las texturas, no hay mejor amalgama culinaria y diversidad (para mí). Vengo de una mezcla de ADN de distintas partes del mundo. Pero, entre los españoles, los taínos y los africanos, este último es un poco más profundo en mí. Sin embargo, juro que hay algún tipo de influencia asiática en algún lugar de lo más profundo de mi existencia. No sólo anhelo los sabores y los olores; se me antoja de cocinar.
Desde muy pequeño estuve enamorado de la comida china. Luego probé el sushi y las cosas empeoraron (o mejoraron debería decir). Rápidamente aprendí a enrollar y cortar, y en poco tiempo ya estaba haciendo catering de sushi y dando clases. Luego probé la comida malaya, tailandesa y vietnamita y bueno, me enganché (o me juquié, como decimos en Puerto Rico). ¡ESTOY JUQUEADO, y me gusta! Es tanto así, que si bien vivo a minutos de los parques temáticos más grandes de Orlando, no hay mejor atracción para mí que los mercados (y restaurantes) asiáticos, y tengo muchos de ellos para elegir (sin largas colas, y no se necesita un pase anual). Es un placer cocinar comida asiática.
Agrego mis propios sabores y trucos a mi “cocina asiática”, por lo que es justo decir que no es auténtica. Es una fusión que se inclina más hacia ese lado asiático desconocido y no descubierto (y muy probablemente imaginario/fantaseado) de mi ADN.

Brochetas de corazón de pollo a la plancha, con pies y verduras al wok. (Por supuesto, con arroz blanco).
Para el arroz no hay mucho proceso, pero yo tengo mi ritual. Mido dos tazas de arroz blanco y lo pongo en un colador. Me gusta lavarlo durante uno o dos minutos bajo agua corriendo y luego dejar que el agua gotee. Elimina el exceso de almidón y permite una textura agradable.
Pongo una olla mediana a fuego medio alto y vierto unas dos cucharadas de aceite de oliva y una pizca o dos de sal. Cuando empiece a humear agrego el arroz, y aproximadamente dos tazas y media de agua y déjelo hervir. Luego lo bajo a fuego lento y lo tapo (pero lo dejo semiabierto) hasta que el agua se evapore completamente. Aquí es cuando lo revuelvo y pruebo la textura y la cocción.
Si requiere más cocción le agrego unas tres cucharadas de agua y lo cubro unos cinco minutos más. Si no necesita nada, simplemente lo tapo y lo retiro del fuego.
La cuestión del corazón.
Los corazones de pollo son económicos y fáciles de preparar. Tienen un sabor y una textura genial. Aunque tienen ese sabor a órgano mi hija, mi hijastro, mi esposa y yo los devoramos como pirañas. Los mariné durante 30 minutos en salsa de soja, vinagre blanco, tajín, ajo en polvo, cebolla en polvo y jengibre. Luego los hice mariposas y los ensarté, manteniéndolos abiertos para recibir el amor del calor. Mi esposa los cocinó en una parrilla eléctrica hasta que quedaron quemaditos y jugosos. Estaban deliciosos. La estrella de la comida. Eran tan buenos que no todos llegaron a la mesa.
Pies pegajosos.

Esta fue la segunda vez que cocino pies de pollo. Están llenos de colágeno y son muy pegajosos. Comparo su pegajosidad con la de las patas de cerdo cuando hacemos Arroz con Patitas en casa.
Decidí condimentarlos con soja, sal, ajo y cebolla en polvo, y cocinarlos a presión durante unos veinte minutos para suavizarlos. Luego los puse en un wok caliente engrasado con brócoli, Yu choi, Bok choi, semillas de sésamo y un poco más de soja. Los cocine (salteando y removiendo) durante unos minutos (5-8) hasta que empezaron a coger algo de color. Luego apagué el fuego y los tapé durante unos cinco minutos más para que la piel se suavizara un poco más. Salieron bien, pero en comparación con los corazones, solo mi hijastro y yo lo disfrutamos más que mi esposa y mi hija. Pero incluso ellas, las quisquillosas, confesaron que no estaban nada mal.
La próxima vez intentaré cocinarlos de otra forma. La cocción a presión es necesaria ya que la piel es dura y gomosa (lo cual di por sentado la primera vez que los compré). La próxima vez, después de ablandarlos, los sazonaré, los pasaré por harina y los freiré. Luego los echaré en una rica salsa de inspiración asiática, para que queden al estilo pollo frito coreano.

Espero que hayas disfrutado esta publicación. Tiendo a preferir recetas contadas a aquellas que están demasiado estructuradas y medidas. Le da a la lectura una sensación de aventura y permite que la imaginación sea más profunda. Además, el aspecto narrativo le da un poco más de sabor y magia. Dale me gusta, suscríbete y deja un comentario para continuar esta conversación.
¿Has probado corazones y pies de pollo? ¿Cuál es tu opinión sobre ellos?
Además, ¿cuál es tu comida asiática favorita para cocinar o comer? Para mí (hasta ahora) es comida japonesa.
Estas patitas pegajosas se ven absolutamente deliciosas. No tengo pressure cooker, así que las cocino en una olla normal por el doble del tiempo?? las hiervo, o hago steaming?? Te parece? No veo la hora de probarlas. Te agradezco por esta idea... ya que las uso para el caldo, pero nunca se me hubiese ocurrido comerlas (las descarto con los huesos, tipicamente). Los corazones.... un manjar! Hago un poh boy sandwich con ellos... marinated in buttermilk and seasoned, then dried, breaded, fried, and into a fabulous sandwich with garlic aioli, and other toppings. No entiendo por que la gente no consume estos manjares. Este año he estado preparando mucha lengua (a la basca), y mondongo. Super economico, alta nutrición, and intense flavors that you just can't get out of a basic steak. 🌸🌸
Gracias. Creo que puedes hacer cualquiera (hervirlas o hacerlas al vapor). Lo que si es que asumo que con cada una tendrías una textura diferente (pero no tan diferente al final). Podrías experimentar con ambos métodos y comparar a ve cual prefieres. By the way, no había pensado en hacerlas al vapor (buena idea).
La primera vez que las hice las herví pero no por mucho tiempo por miedo a que se rompieran al saltearlas, pero no las herví mucho tiempo y me quedaron un poco gomosas. Lo de hacerlas a presión fue un experimento, intentando hacer lo que hago con las patas de cerdo, y me gustó como quedaron.
La próxima vez que las compre voy a dividirlas en tres partes para experimentar un poco más (hervidas, a presión, y al vapor) para luego empanarlas y freírlas.
En cuanto a los corazones, los podría comer todas las semanas. Son versátiles y se pueden preparar tanto para una cena normal como para picar con unos tragos. De repente me imagino un guiso, o en un risotto.