La Educación Física de los Sentidos (Contexto)
Con un ejercicio de conciencia sensorial.
Hola. Les doy la bienvenida a otra publicación de Navigating Fitness y la serie “La educación física de los sentidos”. El objetivo de hoy es discutir sobre los sentidos en contexto con nuestra naturaleza y vida diaria, y compartiré un ejercicio. Siéntete libre de comentar no solo sobre lo que transmite el mensaje, sino también sobre lo que sabes sobre el tema y lo que crees que puedo estar omitiendo aquí. Esta es una clase abierta. Recuerda lo hacer clic en Me gusta, compartir y suscribirte.
En cualquier momento, incluso mientras dormimos, nuestros sentidos están en actividad. Percibimos el mundo a través de estos. El color de las flores, el olor de una comida deliciosa, el sabor del vino, la textura de la piel de nuestra pareja, el sonido de la música y la posición de nuestro cuerpo. Damos significados a esas sensaciones y, a través de ellas, damos significados al mundo que nos rodea. Todo lo que experimentamos, hacemos e incluso lo que imaginamos es sensorial.
Nuestros sentidos, a menos que hayamos nacido con una condición que los inhiba, se manifiestan en todo su esplendor. Los niños más pequeños pueden percibirlos con mayor profundidad que la mayoría de los adultos, al menos en las culturas más civilizadas. Cuando empezamos a acostumbrarnos a las costumbres de nuestra familia, cultura y entorno inmediato, estos empiezan a “ajustarse” a esas frecuencias. Sin embargo, siempre hay espacio para percibir mejor el mundo. Sin mucho esfuerzo, sino a través de la exposición, la exploración, la creatividad y el juego.
Por mejor me refiero a experimentar el mundo en un mayor grado. No con el objetivo final de superar en sensibilidad a todas las demás especies, ni a nadie más. Esto ni siquiera es una competencia contra ti mismo para demostrar que eres mejor que antes. Es simplemente experimentar la vida en un espectro más completo (lo bueno, lo malo y lo feo).
Así como la fuerza por el mero hecho de ejercerla puede no hacerte funcional, ejercitar los sentidos por el mero hecho de ejercerlos puede no llevarte a una mayor experiencia en general.
En nuestros orígenes como especie, a medida que fuimos expandiéndonos por el mundo y desplazándonos a diferentes climas y entornos, cada sentido desempeñó un papel diferente. Sí, todos los sentidos se activan al mismo tiempo, pero damos más importancia a unos que a otros dependiendo de la situación física, ambiental, emocional y social. Por ejemplo, desde la antigüedad, algunas culturas que vivían en el bosque dependían más del olfato para sobrevivir. Otras culturas necesitaban un sentido de la vista más agudo para ver mejor bajo el agua o a lo lejos, en la nieve o en el desierto. Estas adaptaciones no se produjeron a través de un programa de acondicionamiento físico, sino a través de la exposición de los sentidos al mundo que nos rodea. Se manifiestan naturalmente en una forma de progreso intuitivo.
Sin embargo, no todo progreso es para el bien de la humanidad, especialmente cuando no se alinea con nuestra naturaleza evolutiva. Cuando pensamos en este concepto (progreso) como algo que nos hace superiores a otras especies, a otros humanos, o nos da un estatus social más alto, sacamos las cosas de contexto. En lugar de adaptarnos, terminamos tratando de remodelar el mundo para complacer nuestra percepción y, en consecuencia, nuestros sentidos se marchitan.
A medida que la industria del fitness se extiende por el mundo, trayendo consigo nuevas tendencias, prácticas y equipos (principalmente centrados en la imagen y la jerarquía social), también hemos perdido la conexión con nuestros sentidos. En general, bajo la idea del fitness moderno, el gusto es el enemigo de una alimentación saludable, el sonido solo sirve para motivar a ciertos BPM, la vista debe centrarse en números y espejos y reacciones rápidas, el olfato ni siquiera se considera y la propiocepción viene en forma de ejercicios de equilibrio y estabilidad. A menudo menciono que, de alguna manera, este tipo de progreso nos está frenando para alcanzar nuestro propio potencial natural.
Necesitamos entender cómo funcionamos y qué nos está frenando no solo como individuos, sino como parte de la sociedad. Cuando pensamos en nuestros sentidos, los imaginamos como algo personal, único y desconectado del resto del mundo. Pero también necesitamos entender cómo, debido a nuestra percepción individual, también influimos en los demás.
En las sociedades tribales y de cazadores-recolectores, el marchitamiento prematuro de los sentidos ocurre a un ritmo menor. Sin escuelas que formen a sus hijos, gimnasios que creen una tribu más en forma y programas que dirijan el movimiento y los sentidos, experimentan la vida a un nivel más profundo. Su cultura no es un sistema de fitness y bienestar. Mientras, en culturas más basadas en capitalismo y progreso industrial, por más programas, aplicaciones, dietas, y gimnasios para toda necesidad y deseo es lo contrario.
Esto es me recuerda al concepto de la paradoja francesa en el sentido de que una cultura tan centrada en la forma física y el bienestar sufre un nivel de salud inferior en comparación con las culturas que se centran principalmente en el placer o en tener solo lo suficiente.
Esto plantea una situación compleja para quienes vivimos en culturas más “civilizadas” y queremos percibir más. Hay demasiado ruido, demasiada luz, olores artificiales y una guerra contra la comida simple. Tenemos una abundancia de superficies estables y planas, todo ergonómico y mucho entrenamiento, pero poco aprendizaje.
También es difícil porque, en una sociedad obsesionada con el fitness y el progreso perpetuo, se supone que para ello tendríamos que renunciar a la tecnología y a nuestra cultura. No es una mala idea, pero tal vez, con sólo desarrollar una conciencia de los momentos en los que percibimos el mundo a mayor grado sea suficiente para empezar. No es necesario avanzar más, ni volver a los palos y las piedras.
Aquí está el experimento:
Puedes hacer esto incluso en una pequeña habitación en el corazón de una jungla de cemento. Puedes hacerlo mientras trabajas, limpias o simplemente te sientas y te relajas. Sí, también mientras tienes sexo. Es un ejercicio de memoria/pensamiento. El único objetivo de este ejercicio es que crees conciencia y constancia de los momentos de tu vida en los que sientes más el mundo. A veces eso ocurre más de lo que imaginamos, y a veces ocurre menos.
De lo que eres consciente, en un día normal de tu vida, dentro de tu existencia normal (ocupación, placer*, espiritualidad), y dentro de lo que te consideras capaz y saludable: ¿Cuáles son esos momentos (y dónde) en los que sientes que tus sentidos están más despiertos o que tienes una mayor conexión sensorial con todo lo que te rodea?
¿Por la mañana, al mediodía, por la noche?
¿En el trabajo, en casa, en la naturaleza?
¿Mientras cocinas, mientras haces ejercicio, mientras caminas?
¿Es después de la meditación, después de orar, después de tomar una buena ducha tibia (o fría)?
*Recuerda que esta clase es sobre Literacia y Educación Física para Adultos. Puedes hablar de cosas más “adultas”. No necesitas entrar en detalles, y no tienes que comentar si no quieres. Pero vale la pena plantearse la pregunta.
¿Es durante o después del sexo, o cuando te das placer?
¿Es cuando fumas y te pones high?
¿Es cuando tomas esa copa de vino después del trabajo?
Piensa en esta pregunta, explora tus momentos y (si puedes) comparte tus hallazgos o pensamientos.
Para mi es luego de una caminata en el bosque, cuando cocino (casi a diario), y cuando llueve. Hay muchos otros momentos en los que me siento mas conectado pero estos son los mas intensos.
Nos vemos en los comentarios y en el próximo post.
Me fascina la desconexión de los sentidos en los seres humanos y lo adormecidos que están. Soy gran admiradora de Elenta Tonetti-Vladimirova, birth worker, que una vez descifró que los seres humanos en realidad tenemos docenas de sentidos (el sentido de reírse, el sentido de cansancio, etc.). Dice que una vez contó hasa 200+ sentidos en el cuerpo humano. No lo dudo... si empezaramos a prestar atención en serio, creo que podríamos notarlo también. 🙂
La idea es precisamente esa, prestar atención, pero no tan estructurada sino en el diario vivir. A eso va esta serie. A la simpleza de sentir y percibir sin mucha complicación.
Es ironico como en culturas tan arraigadas al fitness y el deporte (con mucha instrucción) no conectan tanto con sus sentidos, y como otras que son más primitivas viven en total conexión.