Sintiendo la presencia del pasado. El sentido de Fantasía.
"Hay lugares en los que se siente la presencia del pasado. Estos guardan historias y secretos que nunca sabremos, pero que vamos a sentir de una manera u otra."
Hola, les doy la bienvenida a otra publicación en The Void. Aquí comparto sobre las Vertientes y Tangentes de mi cabeza. Cosas trippy. Hoy vengo a hablar sobre sentir la presencia del pasado, de quienes estuvieron donde hemos estado, y que tal vez se han preguntado lo mismo que nosotros. ¿Es la imaginación algo irreal? ¿Y si esta fuese un tipo de sentido que ignoramos o (peor aún), que hemos perdido gracias a la tecnología, al progreso, a la moda, o a las creencias? Este post también forma parte de una serie dedicada a explorar el tema de los sentidos humanos desde diferentes perspectivas. Si te gusta esta newsletter presiona ‘me gusta’, deja un comentario, y suscríbete para recibir notificaciones y para apoyar mi trabajo.
En la sociedad en que vivimos es difícil sentir y conectar con la naturaleza y con los mensajes que esta nos trae. A través del progreso hemos creado recubrimientos o capas que inhiben nuestros sentidos, separándonos aún más de la conexión que tenemos con el pasado, con el viento, con los árboles, y con la vista al horizonte. Pero ¿Te ha pasado que andando por ciertos lugares sientes la presencia de quienes ya anduvieron por ahí?
Hay lugares en los que se siente la presencia del pasado. Estos guardan historias y secretos que nunca sabremos, pero que vamos a sentir de una manera u otra. Lugares que solo de recordarlos sientes una energía que se ha quedado ahí desde tiempos indefinibles. El viento y los árboles nos hablan, trayendo consigo voces que sólo pueden llegarnos a través de la imaginación (un sentido que rara vez consideramos cuando experimentamos el mundo).
"La imaginación es el ojo del alma." - Joseph Joubert
La primera vez que sentí ese tipo de presencia fue cuando era niño. Andaba jugando por la montaña que da nombre al lugar dónde crecí, Bello Monte. Me acerqué a un precipicio que miraba hacia el suroeste y la brisa traía consigo el olor de la naturaleza. En ese momento sentí algo que no había experimentado antes, presencias del pasado.
La vista apuntaba un atardecer anaranjado desde donde puede apreciar más bellas montañas a lo lejos. Y para mi deleite, por un momento las amistades que me rodeaban se quedaron en silencio, lo que intensificó la experiencia.
De repente pensé acerca de cuántos pares de ojos habían presenciado la misma vista hace miles, cientos, y decenas de años atrás. Sentí que a mi lado se presenciaron las almas de quienes habían sido cautivados por tal vista y que se preguntaron lo mismo que yo.
Luego sentí lo mismo en el patio trasero de la casa de mi abuela por parte de mi papá. Lo que separaba la casa de una montaña inmensa era una cerca (verja) de cyclone fence de unos cuatro pies de alto. El olor del viento que venía empujado por el océano desde el sureste daba un olor peculiar. Un olor a historias de mar y selva, que, al combinarlo con la vista de esa montaña, me daba la sensación de ser observado. Solía descansar mis brazos en esa cerca y mirar hacia arriba, intentando trazar un camino para ir a encontrar los misterios que habitaban entre los árboles. Imaginaba que personas en taparrabos me miraban desde la altura, y que en algún momento estuvieron donde yo estaba (mirando hacia arriba).
En casa de mi abuela, el sentimiento de las presencias se hizo más fuerte cuando un día mi padre, mi hermano y yo saltamos verja para escalar la montaña. Recuerdo haber sentido la presencia de una cuarta persona en el grupo. Pero no estaba en nuestro mismo espacio-tiempo. Sin embargo, él o ella no nos seguía, sino que andaba junto con nosotros.
Lo mismo me pasó varias veces cuando vivía en Austin, Texas. Frecuentaba un parque con una quebrada mística que mostraba huellas de fósiles en sus rocas. (Walnut Creek). Hasta donde yo sé, no tengo ninguna conexión ancestral con los Coahuiltecas, Comanches o Apaches que habitaron esas tierras; pero esa quebrada me hizo sentirlos en determinadas zonas.
En el bosque que frecuento en Florida Central, para mis caminatas en la naturaleza siento lo mismo. Así como con los nativos de Texas (que sepa yo), no tengo conexión ancestral con los indios Seminolas, pero existen puntos en esos senderos, en los que no puedo dejar de sentir su presencia. Como si me acompañaran junto con los venados, los pavos salvajes, los lagartos, y las aves. Como si alguien más estuviera dando los mismos pasos que yo, mirando en la misma dirección, y respirando el mismo aire.
En estas caminatas, cuando me quito los zapatos y las medias para sentir el suelo siento como si entrara en otro mundo. Sentir la arena, las hojas, las raíces, la humedad y el agua con los pies, crea la sensación de conectar con esas almas que pasaron por esas mismas tierras (Wekiwa), y que se preguntaron lo miso que yo.
No sé cómo más explicarlo. Tal vez soy yo con mis fantasías y sueños. Tal vez. Pero ver el verde de las plantas, flores silvestres, montañas, ríos, lagos, árboles y el mar tienen un ‘yo no sé qué’, que agudiza mis sentidos y despierta una misteriosa y mística sensación (otro sentido).
Según se cuenta, Aristoteles decía que la imaginación es una especie de sensación que tiene un contacto privilegiado con la razón. Le llamaba a esto fantasía (Phantasia).
Cuando camino con los venados siento que estos me hablaban. “¿Quién eres? ¿De dónde vienes? ¿A dónde vas?” Esas voces hacen que parte de mi alma se quede ahí (en el bosque, mirando a la naturaleza). Ese pedazo que dejo se torna en un alma más a ser sentida por alguien en un futuro cercano, o distante, preguntándose, “¿Cuántos ojos habrán presenciado la misma vista hace miles, cientos, y decenas de años atrás?”
Yo tengo una pequeña obsesión con los edificios abandonados y los históricos. Cuando estoy cerca de uno me gusta pensar en quiénes fueron sus primeros ocupantes, con qué propósito se construyeron originalmente, cómo era la vida dentro de ellos… Los de Viejo San Juan me transmiten eso que dices. Y muchas muchas veces me he detenido a pensar en las personas que ocuparon X espacio antes que yo y cómo de cierta forma estamos conectados gracias a eso.