Notas:
Este escrito fue parte de un ejercicio inspirado por la página de
de (A Writer's Notebook) durante su Campamento de Ensayos.Le recomiendo la pagina de
a cualquiera que escriba, o al menos lo intente (y es gratis); también la recomiendo para los amantes de la lectura (es en inglés). Me encanta la forma en que Summer escribe y describe las cosas.Para este ejercicio quería escribir sobre algo difícil y profundo para mí. La idea era explorar hasta dónde podía llegar al escribir sobre mí y sobre mi relación con temas personales.
Traté de hacer lo mejor que pude cuando se trata de estructura, lógica y edición; sin embargo, esta escritura se sintió (para mí) más como algo que necesitaba decir, que como algo en lo que necesitaba enfocarme en estilo y edición (como se siente casi toda mi escritura, pero esta era diferente, demasiado personal). Sin embargo, esto es parte de mi proceso de aprender a escribir, por tanto, las críticas son bienvenidas.
Para escuchar mi lectura de este escrito PRESIONA AQUÍ. Si quieres aventurarte a leer la versión en inglés PRESIONA AQUÍ. Para escucharme leyendo esto en ingles PRESIONA AQUÍ.
¿Cuál es tu relación con tu silencio? ¿Escribirías sobre eso? ¿Qué género utilizarías para escribir sobre ello? ¿Disfrutas y abrazas tu silencio? No tienes que responder a estas preguntas en el cajón de comentarios, pero si creas un escrito al respecto, quiero leerlo. ¡Etiquétame!
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El Silencio y Yo
Desde pequeño siempre tuve issues con expresar mi sentir de manera verbal. Por las razones que fuera, siempre me he quedado callado.
Siempre tuve el pensar de que nunca estaba en mí el derecho de hablar. Pensaba que hablar me hacía pequeño y que el mundo se iba a enterar de mi voz débil e insegura, o darse cuenta lo insignificante que soy. Pensaba que hablar me haría perder lo que no quiero perder (amor, paz, felicidad).
El silencio es un aposento en donde me escondo a vivir mis angustias y mis fantasías. A discutir con fantasmas en mi cabeza, a viajar a los planos existenciales que no puedo experimentar de forma física - por eso de las múltiples realidades en las que existimos; y por eso de las limitaciones del cuerpo. O por eso de que estas solo viven en mi cabeza… en silencio.
Tan ha sido así que aparte de los dos o tres psicólogos que he visitado, no llega a un puñado la cantidad de personas que han experimentado la ruptura de mi silencio. Aunque sí puedo decir que tanto mi perra, como los árboles del bosque en que voy a caminar han escuchado bastante.
A veces el silencio ataca en el momento más apropiado y necesario. Como cuando piensas desahogarse sobre algo - con alguien que te escuche - y te topas con que esa persona está en dolor y sufrimiento; y notas lo injusto que hubiese sido quejarte de algo insignificante. O simplemente, un comentario no aportaría nada a la situación de ambos. También ataca cuando el momento no trata de nuestra felicidad, sino de la de otros - y abrir la boca lo jodería todo porque estarías robando el momento a alguien.
Como cuando celebras un logro y otro viene a resaltar los suyos en ese preciso momento. O como cuando compartes tu dolor, y otro viene sufrir más que tú.
El silencio ocurre también en los momentos en los que de verdad necesito hablar. Mi sentido de pequeñez es más fuerte que la grandeza que a veces creo que tengo, y callo. Es ahí cuando la angustia comienza a crecer, a calentar la sangre, a hacer que el oxígeno se sienta pesado. A rodar los hombros, hacer un hueco en el pecho, bajar la mirada, y a respirar sin ganas. Cada suspiro sale con ganas de ni siquiera salir.
El silencio es algo que he aprendido poco a poco a navegar; no creo que esto sea algo que totalmente se pueda controlar. Existen muchas razones por las cuales abrir la boca resultaría, como mínimo, en un deterioro lento de la situación, de una relación, o de la vida misma.
En muchas ocasiones el silencio es un método de autodisciplina, en el que me digo ¨Calla, que no es necesario hablar¨. Y el ¨Calladito me veo más bonito¨ termina en un océano de gritos internos que solo se ven en el rojo de mis ojos, en el dolor de cuello, en el no dormir, en el no encontrar ganas no de hablar, y el no prestar atención a quienes me hablan.
Escribir me ayuda con el silencio. Es como una terapia que me permite canalizar mi voz hacia un formato diferente en el que plasmo lo que quiero decir, pero en el que mi boca sigue cerrada. Estas mismas líneas son el ejemplo de eso. Abrir la boca para expresar estas emociones requeriría de un evento extraordinario y poco probable. Y aunque lo estuviera leyendo a toda boca en una plaza pública, o en un story club, con un micrófono en mano, prefiero leerlo, antes que expresarlo sin haberlo escrito.
Mi silencio se comunica a través de mis emociones y mi lenguaje corporal, o sea, mi cuerpo entero habla, menos mi boca. Pero de vez en cuando ando buscando maneras de callar el movimiento también.
Por otra parte, en el silencio es que puedo reflexionar sobre mi vida, sobre esas veces en las que tengo que hablar y expresar mi sentir.
El issue está en cuando me quedo en un loop de reflexión que me congela la lengua, y en el silencio me quedo.
Sin embargo, es en el silencio en donde me he conocido de manera profunda. En el silencio he conocido mis miedos más primitivos, y mis más profundos deseos. Es donde mis más profundas fantasías se hacen realidad, donde el gozo es libre de ser, y donde mis sueños me han llevado a lo inimaginable; al placer más allá de lo carnal, y al dolor más allá de lo real.
Esa es la relación entre el silencio y yo.
Wow la verdad que hubieron partes en las que me identifico contigo. El silencio y yo somos muy buenos amigos de hecho!